Creencias Limitantes


Las creencias son juicios arraigados, a veces desde nuestra infancia, que mayoritariamente obedecemos sin ser conscientes de ello y moldean nuestros comportamientos, pensamientos,  nuestras relaciones y nuestros conceptos de felicidad y éxito en la vida.

Por lo que para cambiar determinadas acciones y comportamientos debemos comenzar por revisar nuestras creencias.

Existen creencias limitantes, que nos bloquean y otras potenciadoras, que nos impulsan a la acción.

Las CREENCIAS LIMITANTES son percepciones o generalizaciones de la realidad, que nos impiden crecer y desarrollarnos como personas. Son ideas, opiniones o pensamientos negativos que consideramos como ciertos, sin que lo sean, y que tienen una influencia condicionante en nuestra vida, ya que limitan nuestro potencial y el logro de resultados.

"No tengo la capacidad suficiente para..." "No puedo hacerlo porque..." “Ya no tengo edad para..."

Proceden del entorno en el que hemos vivido, nuestra experiencia, opiniones de los demás, etc.

Sin embargo, existen otras que son  CREENCIAS POTENCIADORAS, que nos impulsan a la acción, facilitan capacidades, emociones y comportamientos expansivos. Nos ayudan al autoconocimiento, el reconocimiento de nuestras capacidades, nos brindan coherencia entre nuestros pensamientos, palabras y conductas con el logro de nuestros objetivos, nos otorgan confianza y seguridad personal.

¿Dónde se originan estas creencias?

Las adquirimos en nuestra infancia, etapa en que las ideas se graban automáticamente en nuestro subconsciente. Especialmente durante el proceso de socialización: antes de los 7 años. En ese período al no intervenir la mente consciente y racional, todo lo que vemos y escuchamos, lo grabamos y archivamos directamente, sin cuestionarlo. 

Frecuentemente, pensamos que “no podemos” hacer tal cosa sencillamente porque un día, hace mucho tiempo, lo intentamos y no lo conseguimos. O alguien cercano (familia, amigos, educadores) nos dijo que no podríamos hacerlo, que no servíamos para tal cosa, o no teníamos la capacidad suficiente para lograrlo. Ese recuerdo queda grabado en nuestro inconsciente y ante una situación similar, esta creencia es el primer pensamiento que se nos presenta y lo tomamos como una certeza, sin cuestionarla en absoluto. 

Muchas veces ignorando que, en nuestra etapa adulta poseemos otras capacidades, otros conocimientos o recursos, estamos mejor preparados, pero esta creencia en nuestra mente nos frena, y nos impide actuar.

Las creencias son la base de nuestra autoestima. Cuanto nos queremos, nos valoramos, con que seguridad nos plantamos ante las diversas situaciones, están directamente vinculados con las creencias que poseemos sobre nosotros mismos y de nuestro entorno. 

Las creencias son también la base de nuestro carácter, forjan nuestra forma de ver el mundo, nuestro mapa y nuestro modo de comunicarnos con nosotros mismos y con los demás.

Las creencias influyen en nuestra experiencia sensorial, en nuestros valores, en nuestros estados internos (que actúan como filtros y nos dan el ímpetu y motivación para nuestras acciones), en nuestras expectativas.

Nuestro cerebro aprende a saber qué esperar de cada momento

La neuropsicología ha descubierto que nuestro cerebro aprende a saber qué esperar de cada momento; es decir, si esperamos que en el próximo examen vamos perderlo, probablemente estudiaremos menos, y entonces este pensamiento negativo se hará realidad. O si esperamos que en la próxima reunión de trabajo prefiero mantenerme callado ya que apenas voy a hablar porque una vez en la Universidad me salió mal hablar ante el público, no voy a probar el hacerlo de nuevo.

Por tanto, estas ideas o pensamientos actúan como profecías auto-cumplidas, ya que actúan como puertas o barreras a lo que podemos hacer. Si crees que eres agradable, entonces te acercarás a los demás de forma más abierta. Si crees que no lo eres, te retraerás ante los demás y los demás te verán como tu haces que te vean.

Recuerda que tienes razón tanto si piensas que puedes como si piensas que no puedes, ambas convicciones tienen un gran poder.

Las creencias limitantes se pueden cambiar

Todos, más allá de nuestra edad, podemos elegir de manera consciente nuestras creencias. Debemos saber qué clase de creencias nos conviene tener y cómo desarrollarlas.

Para crecer en diversos ámbitos debemos elegir las creencias que nos motivan, nos potencian y nos impulsan a la acción.

En los procesos de coaching y PNL, a través de distintas técnicas lo que hacemos es convertir la creencia limitante en temporal y la creencia potenciadora en una creencia permanente. Sólo cambiando las creencias que nos limitan, podemos abandonar nuestra "zona de confort" y avanzar en el desarrollo personal y profesional.

"Mantén tus pensamientos positivos,
porque tus pensamientos se convertirán en tus
PALABRAS

Mantén tus palabras positivas
porque tus palabras se convertirán en tus
ACCIONES 

Mantén tus acciones positivas
porque tus acciones se convertirán en tus
HÁBITOS

Mantén tus hábitos positivos
porque tus hábitos se convertirán en tus
VALORES

Mantén tus valores positivos
porque tus valores se convertirán en tu
DESTINO"
Ghandi