Cerebro Femenino y Masculino


El cerebro masculino es alrededor de 9% más grande que el femenino. Este hecho llego a interpretarse erróneamente presuponiendo que las mujeres no eran tan inteligentes como los hombres. Hoy sabemos que en realidad mujeres y hombres tienen el mismo número de células cerebrales, pero están "empaquetadas" de forma diferente.

¿Tenemos un cerebro unisex?

El cerebro es masculino o femenino desde el desarrollo embrionario.
Todos tenemos, desde la concepción y hasta la 8va semana de gestación, circuitos cerebrales de tipo femenino, después de la octava semana de vida fetal, los diminutos testículos del feto masculino empiezan a liberar enormes cantidades de testosterona que bañan el cerebro del feto y lo transforman, influyendo en la organización y en las conexiones neuronales.

Estas diferencias no tienen relación alguna con la inteligencia, sino con la forma de percibir y procesar la información sensorial que ingresa por nuestros sentidos, que impacta en la emotividad, la conducta y la toma de decisiones.  

Y como veremos más adelante, como la biología y el medio ambiente están inextricablemente unidos, está carga genética no es la única que moldea nuestro cerebro, sino que se conjuga con la cultura, la experiencia y el aprendizaje, juntos conforman y organizan el cerebro de cada persona originando capacidades y comportamientos propios y diferenciales (neuroplasticidad).

Algunas de las diferencias identificadas por la neurobiología

Hombre y mujeres tienen diferentes tamaños de estructuras y conexiones internas lo que implica una diferencia en la organización funcional de cada uno.

De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Harvard, que midió y comparó 45 regiones cerebrales en hombres y mujeres, encontró que el lóbulo frontal, región en donde se elaboran las decisiones y la resolución de problemas, es proporcionalmente más grande en las mujeres. También los son algunas estructuras del sistema límbico (emociones) y el hipocampo

 - Entre las áreas consideradas más extensas en los hombres se destaca el lóbulo parietal, el cual procesa los signos de los órganos sensoriales e involucra la percepción del espacio.

Por su parte científicos de la Universidad de Pensilvania escanearon los cerebros de 949 hombres y mujeres, con edades de entre 8 a 22 años y encontraron algunos resultados muy interesantes: 

 - los hombres mostraron conexiones más fuertes entre la parte delantera y la trasera del cerebro, facilitando los intercambios de información entre el centro de la percepción y el de la acción coordinada

 - Las mujeres, por su parte, poseen mayores vínculos entre el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro, facilitando la comunicación entre el modo de procesamiento analítico y el intuitivo.  

- Los hombres poseen biológicamente mayor capacidad y velocidad para el tratamiento de la información y están más capacitados para focalizar su atención y ejecutar una sola tarea a la vez, sin distracciones.

 - Las mujeres, en cambio, poseen mayor capacidad de atención, la memoria de las palabras y de los rostros, además de inteligencia social. Durante los primeros tres meses de vida las facultades de una niña en cuanto contacto visual y el reconocimiento de rostros crecen un 400 %, mientras que en un niño la aptitud para examinar rostros no se desarrolla durante este período.

Así las mujeres nacen especialmente dotadas para el desarrollo de habilidades de sociales y de comunicación. Su cerebro está mejor estructurado para la empatía emocional, mientras que el masculino es más eficiente en lo relacionado con el pensamiento lineal y sistémico. 
El hipocampo de la mujer es ligeramente más grande y es el que registra los datos emocionales. 

Además, el cerebro femenino tienen mayor número de neuronas espejo (también llamadas neuronas de la empatía) y son más activas, por lo tanto, es más empático y más comunicativo: ello les permite ponerse en la piel del otro.
Este desarrollo de los circuitos lingüísticos explicaría porque las niñas comienzan a hablar en forma más temprana que los varones y porque para las mujeres el dialogo es muy importante.

La capacidad para memorizar es mayor en el cerebro femenino, principalmente la fijación de recuerdos con contenidos emocionales.

El cerebro masculino muestra superioridad en el desarrollo de las áreas visuoespaciales. Por esto, estadísticamente, los varones tienen mayor habilidad para resolver problemas espaciales y orientarse, lo que les permite aprender a organizar, manipular, ordenar, orientar y situar las cosas en el espacio.

 - Las zonas cerebrales relacionadas con el impulso sexual son 2,5 veces mayores en el cerebro masculino. 

 - Las zonas cerebrales relacionadas con la agresión son mayores en el cerebro masculino.

 - Las fibras nerviosas que unen los hemisferios cerebrales, y constituyen la estructura cuerpo calloso, es más robusta en mujeres y por ello los hemisferios interactúan entre sí con mayor intensidad que en los varones. Las mujeres tienden a utilizar los dos hemisferios cerebrales ante tareas complejas (pensamiento en red)Este patrón de actividad explicaría por qué tienen una visión más abarcativa de una situación determinada  o pueden realizar diferentes tareas simultáneamente y los hombres, una visión más focalizada y concentrada en una tarea.

Las diferencias son producto de la evolución

Los evolucionistas creen que estas diferencias son el resultado adaptativo, producido a lo largo de millones de años. En determinado momento fue muy necesario, y llevó a los hombres a inventar herramientas y armas, a fin de defenderse y proteger a los suyos de los enemigos. Asimismo, su capacidad de empatía más baja los ayudó a sobrevivir en la soledad durante las largas temporadas de caza y viajes; y también los llevó a cometer actos de violencia interpersonal y agresiones.

Por su parte el cerebro femenino tendió a una mayor empatía. Las mujeres han aprendido a interpretar las emociones del bebé, entendiendo y anticipando sus necesidades, se han visto obligadas a leer los matices emocionales en la expresión no verbal del recién nacido. De esta forma se inclinó hacia una mayor capacidad de identificar emociones y pensamientos en los otros, mayor predisposición a entender mejor a los demás, predecir su comportamiento y a conectarse emocionalmente de manera intuitiva. Estas características progresaron en respuesta a las numerosas situaciones y ambientes a los que cada sexo se ha enfrentado a lo largo de milenios. Además, este rasgo ayudó a generaciones femeninas pasadas a hacer amigos y aliados en los nuevos entornos o tribus en los que vivieron cuando formaron nuevas familias.

Neuroplasticidad

A su vez, cabe señalar, que debido al fenómeno de NEUROPLASTICIDAD, el cerebro cambia constantemente como resultado del aprendizaje y la experiencia, por lo cual no es posible configurar un único patrón que pueda explicar exhaustivamente por qué hombres y mujeres piensan y actúan de forma diferente.

“La experiencia modifica permanentemente las conexiones entre las neuronas y los cambios son tanto de orden estructural como funcional. La plasticidad demuestra que la red neuronal permanece abierta al cambio y a la contingencia, modulable por el acontecimiento y la experiencia, que siempre pueden modificar el estado anterior”. François Ansermet y Pierre Magistretti 

Es decir, que más allá de lo innato, el cerebro no es una materia inmodificable, la red neuronal no es una estructura determinada, muy al contrario, los circuitos neuronales se reajustan permanentemente, el sistema neuronal se reacondiciona, se reorganiza, y aprende. Nuestro sistema neuronal está abierto a la contingencia y el cerebro está sometido a un transformación constante.

Para ilustrar éste aspecto citaremos las investigaciones de la Dra. Eleanor Maguire que publico un estudio de sobre los taxistas Londinenses, cuyo cerebro cambia a menudo que aprenden a conocer en detalle la complicada red vial de esa populosa ciudad y tienen más desarrollada que el resto de las personas, la parte posterior de hipocampo, el área del cerebro vinculada con la ubicación espacial. Esta y otras investigaciones demuestran que el cerebro humano sigue siendo "plástico" en la vida adulta, que podemos modificar nuestro cerebro con el entrenamiento y el aprendizaje a cualquier edad.

Por tanto, no todo es innato, las actividades que realizamos, nuestros trabajos y hobbies, nuestra cultura, también ayudaran a modelar nuestro modo de ser y comportarnos.

Del mismo modo influyen los estereotipos, las conductas socialmente aceptadas y la educación diferencial que cada cultura brinda a hombre y mujeres.


Lectura recomendada:
 - Ansermet, F. y Magistretti, P (2006). "A cada cual su cerebro: Plasticidad neuronal e inconsciente". Ed. Katzs.
 - Brizendine, Louann (2007) "El cerebro Femenino" RBA Libros, Barcelona. 
 - Brizendine, Louann (2013) "El cerebro Masculino" RBA Libros, Barcelona.