Cerebro Femenino y Masculino


Explorando las Diferencias entre el Cerebro Masculino y Femenino: ¿Tenemos un Cerebro Unisex?

Desde tiempos ancestrales, la humanidad ha indagado en las diferencias entre hombres y mujeres. Más allá de las distinciones físicas obvias, la neurociencia moderna revela que nuestros cerebros también están moldeados de manera única por el sexo biológico. Pero, ¿qué significa esto realmente? ¿Somos tan diferentes a nivel cerebral como se cree, o compartimos más similitudes de las que imaginamos?

La respuesta es fascinante y se encuentra en un terreno donde la biología y la cultura se entrelazan de maneras complejas. Este artículo se adentra en las últimas investigaciones sobre las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres, explorando cómo estas influyen en nuestra percepción del mundo, nuestras capacidades cognitivas y nuestras interacciones sociales. 

A través de estudios científicos y hallazgos neurobiológicos, descubriremos si las diferencias en nuestros cerebros realmente importan y cómo nos afectan en nuestra vida cotidiana.

La Ciencia de la Diferencia: Anatomía y Función Cerebral

Comenzamos por desentrañar las diferencias anatómicas y funcionales fundamentales entre el cerebro masculino y femenino, respaldadas por estudios científicos.

El cerebro masculino tiende a ser aproximadamente un 9% más grande que el femenino, este hecho llegó a interpretarse erróneamente presuponiendo que las mujeres no eran tan inteligentes como los hombres. Hoy sabemos que en realidad mujeres y hombres tienen el mismo número de células cerebrales, si bien están "empaquetadas" de forma diferente. 

Estudios como los de Luders y colaboradores (2009) han demostrado que este aumento de masa no se correlaciona directamente con la inteligencia. De hecho, tanto hombres como mujeres poseen un número similar de células cerebrales, si bien estas están organizadas y conectadas de manera diferente, lo que influye en cómo procesamos y respondemos a la información del mundo que nos rodea.

Desde el desarrollo embrionario, el cerebro humano comienza a manifestar diferencias influenciadas por el sexo biológico. Durante las primeras semanas de gestación, todos los fetos desarrollan circuitos cerebrales de tipo femenino. Sin embargo, alrededor de la octava semana, los fetos masculinos comienzan a producir testosterona en cantidades significativas, lo que remodela el desarrollo cerebral, influenciando la organización y las conexiones neuronales (Hines, 2011).

Y como veremos más adelante, como la biología y el medio ambiente están inextricablemente unidos, la biología no es la única variable que moldea nuestro cerebro, sino que se conjuga con la cultura, la experiencia y el aprendizaje, juntos conforman y organizan el cerebro de cada persona originando capacidades y comportamientos propios y diferenciales (neuroplasticidad).

La Influencia de las Hormonas: Testosterona y Estrógeno en el Cerebro

Desde el desarrollo fetal hasta la vida adulta, las hormonas sexuales desempeñan un papel crucial en la diferenciación cerebral. La testosterona, predominante en hombres, contribuye a una mayor actividad en áreas cerebrales relacionadas con la resolución de problemas visoespaciales y la competencia (Bos et al., 2018). 
Por otro lado, el estrógeno, más predominante en mujeres, está asociado con una mayor actividad en áreas cerebrales que facilitan la empatía, la comunicación interpersonal y la memoria emocional (Hausmann et al., 2009).

Percepción y Procesamiento: Cómo Vemos y Reaccionamos al Mundo

Las diferencias en la percepción y el procesamiento de la información también destacan entre hombres y mujeres. 
Según un estudio reciente de Joel y colaboradores (2015), los hombres tienden a sobresalir en tareas que requieren habilidades visoespaciales y la focalización en objetivos específicos, mientras que las mujeres a menudo muestran fortalezas en la memoria verbal, el reconocimiento emocional y la multitarea. 
Estas diferencias reflejan adaptaciones evolutivas que probablemente surgieron de las demandas históricas de la caza y la crianza en humanos primitivos, donde estas habilidades específicas eran cruciales para la supervivencia y el éxito reproductivo.

Diferencias Estructurales y Funcionales del Cerebro

Tamaño y Conectividad de Regiones Cerebrales: un estudio de la Universidad de Harvard examinó 45 regiones cerebrales en hombres y mujeres, encontrando que el lóbulo frontal, crucial para la toma de decisiones y la resolución de problemas, es proporcionalmente más grande en las mujeres. 
También se observó un mayor desarrollo de algunas estructuras del sistema límbico y el hipocampo en mujeres (Filipek et al., 1994; Sowell et al., 2007).
Por otro lado, el lóbulo parietal, involucrado en la percepción espacial, es más extenso en hombres (Gur, R. C., Turetsky, B. I., Matsui, M., Yan, M., Bilker, W., Hughett, P., & Gur, R. E. 1999).

Conectividad Cerebral: investigadores de la Universidad de Pensilvania realizaron escaneos cerebrales en 949 individuos y descubrieron que los hombres muestran conexiones más fuertes entre las regiones frontal y posterior del cerebro, facilitando la coordinación entre percepción y acción
En contraste, las mujeres tienden a tener mayores conexiones entre los hemisferios derecho e izquierdo, promoviendo un procesamiento integrado de información analítica e intuitiva (Ingalhalikar et al., 2014).

Funciones Cognitivas y Comportamentales: los estudios indican que los hombres tienden a mostrar mayor capacidad y velocidad para el procesamiento de la información y ejecución de tareas individuales, mientras que las mujeres sobresalen en atención, memoria de palabras y rostros, así como en inteligencia social (Liu et al., 2009; Hausmann et al., 2003).
El cerebro femenino también presenta una mayor densidad de neuronas espejo(también llamadas neuronas de la empatía) y son más activas, por lo tanto, el cerebro femenino es más empático y más comunicativo: ello les permite ponerse en la piel del otro.(Iacoboni et al., 1999).

Otras Diferencias Observadas: las áreas cerebrales asociadas con el impulso sexual y la agresión son más grandes en hombres, mientras que las fibras nerviosas del cuerpo calloso, que conecta los hemisferios cerebrales, son más robustas en mujeres, lo que sugiere una mayor integración funcional entre los hemisferios en las mujeres (Allen et al., 2002; Luders et al., 2014). 
Las mujeres tienden a utilizar los dos hemisferios cerebrales ante tareas complejas (pensamiento en red). Este patrón de actividad explicaría por qué tienen una visión más abarcativa de una situación determinada o pueden realizar diferentes tareas simultáneamente y los hombres, una visión más focalizada y concentrada en una tarea.

Las diferencias son producto de la evolución

Los evolucionistas creen que estas diferencias son el resultado adaptativo, producido a lo largo de millones de años. En determinado momento fue muy necesario, y llevó a los hombres a inventar herramientas y armas, a fin de defenderse y proteger a los suyos de los enemigos. Asimismo, su capacidad de empatía más baja los ayudó a sobrevivir en la soledad durante las largas temporadas de caza y viajes; y también los llevó a cometer actos de violencia interpersonal y agresiones.

Por su parte el cerebro femenino tendió a una mayor empatía. Las mujeres han aprendido a interpretar las emociones del bebé, entendiendo y anticipando sus necesidades, se han visto obligadas a leer los matices emocionales en la expresión no verbal del recién nacido. De esta forma se inclinó hacia una mayor capacidad de identificar emociones y pensamientos en los otros, mayor predisposición a entender mejor a los demás, predecir su comportamiento y a conectarse emocionalmente de manera intuitiva. Estas características progresaron en respuesta a las numerosas situaciones y ambientes a los que cada sexo se ha enfrentado a lo largo de milenios. Además, este rasgo ayudó a generaciones femeninas pasadas a hacer amigos y aliados en los nuevos entornos o tribus en los que vivieron cuando formaron nuevas familias.

Neuroplasticidad

A su vez, cabe señalar, que debido al fenómeno de NEUROPLASTICIDAD, el cerebro cambia constantemente como resultado del aprendizaje y la experiencia, por lo cual no es posible configurar un único patrón que pueda explicar exhaustivamente por qué hombres y mujeres piensan y actúan de forma diferente.

“La experiencia modifica permanentemente las conexiones entre las neuronas y los cambios son tanto de orden estructural como funcional. La plasticidad demuestra que la red neuronal permanece abierta al cambio y a la contingencia, modulable por el acontecimiento y la experiencia, que siempre pueden modificar el estado anterior”. François Ansermet y Pierre Magistretti 

Es decir, que más allá de lo innato, el cerebro no es una materia inmodificable, la red neuronal no es una estructura determinada, muy al contrario, los circuitos neuronales se reajustan permanentemente, el sistema neuronal se reacondiciona, se reorganiza, y aprende. Nuestro sistema neuronal está abierto a la contingencia y el cerebro está sometido a un transformación constante.

Para ilustrar este aspecto citaremos las investigaciones de la Dra. Eleanor Maguire que publicó un estudio de sobre los taxistas Londinenses, cuyo cerebro cambia a menudo que aprenden a conocer en detalle la complicada red vial de esa populosa ciudad y tienen más desarrollada que el resto de las personas, la parte posterior del hipocampo, el área del cerebro vinculada con la ubicación espacial. Esta y otras investigaciones demuestran que el cerebro humano sigue siendo "plástico" en la vida adulta, que podemos modificar nuestro cerebro con el entrenamiento y el aprendizaje a cualquier edad.

Por tanto, no todo es innato, las actividades que realizamos, nuestros trabajos y hobbies, nuestra cultura, también ayudaran a modelar nuestro modo de ser y comportarnos.

Del mismo modo influyen los estereotipos, las conductas socialmente aceptadas y la educación diferencial que cada cultura brinda a hombre y mujeres.

Conclusión

El estudio de las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres proporciona una ventana fascinante hacia la complejidad de la mente humana. 
Más allá de las generalizaciones simplistas, estas diferencias reflejan adaptaciones evolutivas y neurobiológicas que han moldeado nuestras capacidades únicas y nuestras experiencias compartidas como seres humanos. 
Comprender estas diferencias nos ayuda a apreciar la complejidad y adaptabilidad del cerebro humano, subrayando que, si bien hombres y mujeres pueden tener distintas formas de pensar y actuar, ambos poseen un potencial ilimitado para aprender y crecer.
De esta forma podemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa, donde se celebren y aprovechen las diversas fortalezas cognitivas y emocionales de cada individuo, independientemente de su sexo.

Referencias en Español:
  • Brizendine, Louann. (2007). El cerebro femenino. RBA Libros, Barcelona.
  • Brizendine, Louann. (2013). El cerebro masculino. RBA Libros, Barcelona.
  • Ansermet, F., & Magistretti, P. (2006). A cada cual su cerebro: Plasticidad neuronal e inconsciente. Ed. Katzs.
  • Gurian, M. (2003). El cerebro femenino. Urano.
  • Gurian, M. (1999). Los niños y su educación: La verdadera diferencia entre niños y niñas. Ediciones B.

Referencias en Inglés:
  • Filipek, P. A., Richelme, C., Kennedy, D. N., & Caviness Jr, V. S. (1994). The young adult human brain: an MRI-based morphometric analysis. Cerebral Cortex, 4(4), 344-360.
  • Sowell, E. R., Peterson, B. S., Kan, E., Woods, R. P., Yoshii, J., Bansal, R., ... & Toga, A. W. (2007). Sex differences in cortical thickness mapped in 176 healthy individuals between 7 and 87 years of age. Cerebral Cortex, 17(7), 1550-1560.
  • Gur, R. C., Turetsky, B. I., Matsui, M., Yan, M., Bilker, W., Hughett, P., & Gur, R. E. (1999). Sex differences in brain gray and white matter in healthy young adults: correlations with cognitive performance. Journal of Neuroscience, 19(10), 4065-4072.
  • Ingalhalikar, M., Smith, A., Parker, D., Satterthwaite, T. D., Elliott, M. A., Ruparel, K., ... & Verma, R. (2014). Sex differences in the structural connectome of the human brain. Proceedings of the National Academy of Sciences, 111(2), 823-828.
  • Liu, J., Lynn, R., & Petersen, J. H. (2009). Sex differences in brain size and general intelligence g. Intelligence, 37(6), 553-560.
  • Hausmann, M., Schoofs, D., Rosenthal, H. E., & Jordan, K. (2009). Interactive effects of sex hormones and gender stereotypes on cognitive sex differences—a psychobiosocial approach. Psychoneuroendocrinology, 34(3), 389-401.
  • Iacoboni, M., Woods, R. P., Brass, M., Bekkering, H., Mazziotta, J. C., & Rizzolatti, G. (1999). Cortical mechanisms of human imitation. Science, 286(5449), 2526-2528.
  • Allen, L. S., Richey, M. F., Chai, Y. M., & Gorski, R. A. (1991). Sex differences in the corpus callosum of the living human being. Journal of Neuroscience, 11(4), 933-942.
  • Luders, E., Toga, A. W., Thompson, P. M., & Gaser, C. (2014). The underlying anatomical correlates of long-term meditation: Larger hippocampal and frontal volumes of gray matter. Neuroimage, 45(3), 672-678.